La triste historia de la playa Doniños

La playa o praia de Doniños está en Ferrol (A Coruña, Galicia) y es un sitio precioso para pasear y ver el atardecer. Pero no solo es eso. En esta playa ocurrió un suceso bastante triste.

Pero empecemos por partes. LLegamos en coche aunque por lo que vemos también hay una parada de bus. Así que tiene buen acceso.

Son las 6 pasadas, el sol está prácticamente ya escondido. Es un día de diciembre pero no lo parece, porque a pesar de que hace mucho viento por la temperatura bien podría ser un día de verano. Algunos aprovechan para volar sus cometas.

A pesar de que la señal de la playa dice que ya hemos llegado. Esto no es más que un mirador para ver la playa desde lejos. Así que bajamos.

Hay una pasarela de madera para bajar hasta la playa. Por el camino nos paramos a ver el magnífico atardecer que ya está acabando.

La pasarela sirve tanto como camino de bajada como mirador. Es extraño que con el agradable tiempo y el viento, no hay ni un alma a la vista. Ni siquiera surferos que quieran arriesgar sus vidas montando olas. El cielo tintado de rojo y gris parece que anuncia el fin del mundo. También podría ser una tormenta, pero eso mejor se lo dejamos a los meteorólogos. 😉

Por fin llegamos a la playa. Con los zapatos llenos de arena, nos acercamos todo lo posible a la orilla.

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Justo en el medio del camino a la orilla. Hay dos chicas y un chico. Son prácticamente las únicas personas en la playa. Están callados. Mirando al horizonte y sin moverse. Como si esperaran que algo importante pasase en cualquier momento. Al de un rato, viendo que va a oscurecer decidimos subir de nuevo.

Pero antes de volver al coche, volvemos a donde estaban volando unas cometas y descubrimos que hay un gran pedrusco en el medio, como si fuera una plaza.

Al dar la vuelta podemos ver que hay un texto escrito en la piedra.

Es un monumento en honor a Adolfo Ros, deportista de Ferrol. Murió con 30 años. ¿Qué le pasaría? No hay que ir muy lejos para descubrirlo pues debajo del monumento hay otro texto en gallego en una placa.

Resulta que Adolfo dio su vida por salvar a varios niños que se vieron atrapados por las corrientes de esta playa. Consiguió salvar a varios porque además de un buen nadador era valiente. Un helicóptero recogía a los niños que Adolfo consiguió rescatar pero cuando llegó su turno cayó al mar pues ya no tenía más fuerzas.

Marcial Bescos Castedo nos cuenta su testimonio en nuestra página de Facebook:
«Se tiró al agua una primera vez,y sacó a un joven, se tiró una segunda vez y sacó a otro mas,y a la tercera vez que se iba a tirar a por un tercero,los socorristas detrás de el para que no lo hiciera,ya que su vida podía correr también peligro aunque fuese un buen nadador,él,logró esquivarlos y se adentró de nuevo hacia el mar por encima de las rocas,y fué cuando se volvió a tirar y ya no salió a la superficie. El mar se quedó con su vida y la de dos jóvenes más,y pudo salvar a dos,lo cual creo que eran 4 jóvenes los que se estaba llevando el mar.
Ese día estaba yo en la playa, con tan solo 8 años, y creo recordar que Adolfo Ros,no cayó del helicóptero,quien cayó fué un buzo con uno de los niños.Adolfo Ros desapareció al tirarse por tercera vez por la punta de las rocas que hay hacia la derecha de la antigua caseta de socorrismo que se adentraban al mar,y de esa tercera vez,se tiró de cabeza y ya no se le volvió a ver.(..) Socorristas ya había, lo que pasa que por culpa del mar, del oleaje que había, no se podían meter con la zodiac, ya que los devolvía a la orilla, por eso mismo, tuvo que venir el Helimer galicia, el helicóptero de salvamento marítimo.»

En 2010 Ferrol le rindió homenaje con este monolito. Que su valiente acto siempre sea recordado.